jueves, 16 de diciembre de 2010

De espaladas: un libro fundacional

  Por Manuel E. Cimadamore

     Fundacional primero por lo obvio. Funda la carrera narrativa de un hombre. Que se hace autor. Pero no sólo por eso. Fundacional también porque funda un modo, una manera de escribir, que si bien no puede ser distinta a todo, tampoco es igual a nada. Y fundar una escritura es fundar una mirada. Uno lee el libro y tiene la rara sensación de asistir a un comienzo. A un origen. Y fundacional porque funda un pueblo para la Literatura: Francisco Madero. Un pueblo de un interior más bien polisémico. Hecho de capas. Un territorio que abre la boca grande para decir una vocal abierta y la cierra para las emes. Un pueblo, quiero decir, que es también una lengua. Un idioma.
     Todo transcurre allí. Todo en Febrero. A las dos de la tarde. ¿Por qué? ¿Por qué un punto chiquito y vago en las imágenes de los satélites? ¿Por qué un solo punto para la experiencia? ¿Por qué esa hora semidespierta y tonta? ¿Por qué tanto sol si no hay casi nada para ver?
     Fundar de espaldas es incómodo. Es cierto. Pero fundar de frente es una contradicción imperdonable. Porque fundar adrede es impostura, pose. Fundar a sabiendas es un gesto de demagogia. Quien ha fundado a fuego lo ha hecho sin quererlo. Todo el resto más que fuego es artificio. Y si hay algo que le falta a este libro es artificio. Todo es necesidad. En el más triste de los sentidos. Urgencia. Y no es raro. Se busca fundar un sentido. Y dios sabe que es urgente como el pis el deseo de encontrarlo.
     Pero en este país la fundación es pelada y robusta. Y nació en San Juan. La fundación en estas tierras baldías es una mirada civilizada sobre la barbarie. Pero también es una mirada fascinada, deseante, libidinosa, animal, bárbara sobre lo bárbaro. Es decir sobre lo Otro. Y De espaldas ha ubicado el cuerpo hacia lo Otro. Hacia lo Anónimo. Y busca nombrarlo, recuperarlo, relatarlo (volverlo a traer, quiero decir). Para eso se abre la boca. Se saca la lengua, el idioma. Para entenderlo a Facundo. De espaldas es fundacional porque también se llama Facundo. O Faustino. Sí. Mejor.
 

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